No dejar que se extinga jamás el fuego del alma, sino avivarlo para que el mundo no se enfríe ni se endurezca. No fijarse límites estrechos, sino amplios, y así hacer posibles la esperanza y los sueños. Buscar seguiridad, sí, pero no quedarse en lo ya conseguido: "El deseo es el principio de todo". Además de liberar del cinismo y la resignación, hace que se ensanche el corazón y permite que el alma respire. En nuestros deseos alienta el alma. Y sólo quien tiene un gran corazón vive sano. Por eso, Anselm Grün nos anima a establecer contacto con el deseo y a confiar en él. Su mensaje es: escucha la voz de tu corazón, sigue la inspiración de tus sueños, libérate de las servidumbres y no pierdas de vista tu estrella: de este modo se transformará tu vida.