El Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, recuperó la concelebración de la Eucaristía, que en la Iglesia occidental prácticamente había desaparecido, relegada a las ordenaciones sacerdotales y a la consagración episcopal.
Abrimos un ciclo litúrgico acompañados de la mano del evangelista Lucas, que nos da la clave para acercarnos a leer su evangelio con el nombre de su compañero "Teófilo" ("amigo de Dios"), al que dirige sus escritos (Evangelio y Hechos).
María de Nazaret aparece poco en los textos de los Evangelios, pero su presencia permite que puedan desarrollarse reflexiones y meditaciones sobre las virtudes que adornaron a esta mujer, que es el espejo donde debemos mirarnos todos los cristianos…
El autor quiere mostrar que Jeús fue una persona que estuvo siempre al lado de los pobres, de los humildes; tuvo que actuar siempre en contracorriente de la sociedad de su tiempo.