Durante mil años, los cristianos no tuvieron más teología que la Biblia, entendida como Palabra de Dios. Solo en el Segundo Milenio ellos crearon teologías especiales: canónicas, dogmáticas, morales, pastorales, etc.
En ocasiones hablamos por hablar, sin tomarnos muy en serio lo que decimos y las implicaciones o las repercusiones de lo que decimos. Por eso se dice que las palabras se las lleva el viento.
«Atarse a las palabras y a las frases no es el camino de la liberación», escribía el maestro y fundador de la escuela Sôto zen, el monje Dôgen. Consecuentemente, Jean-Luc Toula-Breysse ha escogido la voz de las palabras...