El centenario de la muerte de Teresa de Lisieux, así como otros dos acontecimientos relacionados con su persona: la proclamación como Doctora de la Iglesia (1997) y la canonización de sus padres, Luis y Celia (2015), han renovado el interés por acercarse a su experiencia y a su doctrina espiritual.
El libro pone al lector en contacto con la personalidad de Adela: su natural infatigable e impulsivo, sus grandes dotes de comunicación, su amor apasionado a Jesucristo y a los pobres...
Es urgente redescubrir la importancia de la corrección fraterna hecha por amor, para construir verdaderas relaciones de amistad y de fraterna colaboración, para caminar en la verdad y para no perseverar en el error.
Ante los cambios que nuestra sociedad está viviendo, este libro plantea la pregunta sobre cuál debe ser la presencia de las mujeres en la Iglesia actual.