Fuimos creados para vivir en estado de alabanza. Somos llamados por Dios a abrir nuestros labios y nuestras mentes, a fin de alabar a Dios. La alabanza es un claro signo de un corazón que late, porque está vivo y, a la vez, comienza a rebasar de vida nueva. Y no es que Dios no necesite de nuestra alabanza, somos nosotros quienes tenemos necesidad de ella. Este libro permite abrirse a la oración de la alabanza, para experimentar la alegría que produce el dar gloria a Dios, lo cual enriquecerá enormemente nuestra vida espiritual y emocional. Que Nuestra Señora del magníficat nos acompañe a recorrer este camino.