Las visiones de este libro son revelaciones privadas que nadie está obligado a creer. No son dogma de fe y no añaden nada al depósito de la fe que custodia la Iglesia.
Sus visiones de la Pasión de Cristo y sus estigmas la hicieron una mujer extraordinaria y discutida. Pero por encima de todo, Ana Catalina supo santificar su enfermedad y las circunstancias que la acompañaron.