A unos les cae bien, a otros mal. Nadie puede permanecer indiferente ante este famoso Abad francés, reformador de la Trapa. Lo cierto es que su doctrina, esencialmente cristológica, conduce al oyente de su tiempo y al lector de hoy, por un camino teologal de fe, esperanza y caridad que se traduce en oración y vida fraterna.