“¡Cada vocación sacerdotal proviene del corazón de Dios, pero pasa por el corazón de una madre!”, decía San Pío X. Un libro dedicado y dirigido a las madres de los sacerdotes, predestinadas desde la eternidad para vivir el privilegio de tener un hijo sacerdote y custodiarlo, consciente de la responsabilidad que lleva consigo el título de “guardianas del ser humano”.
A partir de experiencias y reflexiones, haremos llegar nuestra gratitud por sembrar y custodiar en los corazones de vuestros hijos, como María Santísima, Madre de Jesucristo, Sumo y Eterno sacerdote, la grandeza, la belleza, la bondad y la verdad de Dios.
Cada madre de sacerdote, cultivó de modo exquisito la semilla de la fe en los tiernos corazones de sus hijos y abonaron la tierra de sus hogares con su amor maternal, su cariño ,sus cuidados, su piedad, su ejemplaridad, su alegría, su paciencia, su entrega, su gratitud, su servicio, su perdón, su compañía, protección …en definitiva , su humanidad.
Es cierto que muchas de ellas han pasado desapercibidas a lo largo de la historia, pero su piedad, valentía, compromiso y generosidad se han puesto al servicio de toda la humanidad y son un ejemplo para las mujeres del siglo XXI. Madres ejemplares y heroicas, buenas y piadosas, generosas y dispuestas, que no solo han tenido la valentía de dar la vida con generosidad y alegría, sino que, sabiéndose colaboradoras de Dios, han sabido instruir a sus hijos en la amistad con Jesús y les han ayudado a “crecer en edad, sabiduría y gracia” para ser sal de la tierra y luz del mundo, en el ejercicio del ministerio sacerdotal. De hecho, como bien señala un refrán judío, “como Dios no podía estar en todas partes, hizo a las madres”. ¡Son tantas cosas las que agradecerles!