Si todos los ancianos se pusieran en pie de paz, amor y bondad, podrían aportar todavía grandes bienes a la sociedad. Y, lo mismo que en el servicio militar solía haber manuales de instrucción, normas y orientaciones para un acertado ejercicio de sus medios y armas, los ancianos bien podrían tener un libro de orientaciones para ese ejército de paz que informara sobre las propias armas, diera consejos para usarlas y animara a la lucha con esperanza en la victoria: la Biblia.