CARTA A UNA COMUNIDAD IMPERFECTA #61
Esta relectura de la Primera carta a los Corintios vivió sus pasos iniciales en la década de los setenta, en el Madrid "tardofranquista". Allí chocó con la realidad de una parroquia "obrera", en el barrio de San Blas…
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Esta relectura de la Primera carta a los Corintios vivió sus pasos iniciales en la década de los setenta, en el Madrid "tardofranquista". Allí chocó con la realidad de una parroquia "obrera", en el barrio de San Blas, y de aquel encuentro nacieron un lenguaje nuevo -más fresco, quizá, y capaz de vincular la realidad presente con la imperfecta realidad por la que también pasaba la comunidad cristiana de Corinto- y un nuevo modo de reflexión teológica, más allá de seminarios y academias, para hacer que la Palabra de la carta de Pablo se hiciera más inteligible e iluminara el recorrido de los hombres y mujeres que en todo tiempo, y a pesar de las dificultades, quieren seguir haciendo comunidad de creyentes en medio de tantas invitaciones al individualismo cultural o al repliegue sectario. La lectura compartida pasó de Madrid al mundo rural gallego, con toda su conservadora lentitud y arcaica y perenne sabiduría, y de allí a un enclave popular de trabajadores y trabajadoras creyentes del barrio de Palavea (A Coruña), para dormir después en notas y fichas acumuladas a la espera de la solera del tiempo y la perseverancia. A los tres lustros de aquello, resucitó en otra campaña de relectura serena, con ese poso que da la edad y que compromete más allá del escepticismo. Se releyó en una comunidad cristiana no parroquial, con gentes de muy diversas identidades y compromisos, que aún mantienen el nombre histórico de "Vangarda Obreira" en A Coruña. Aquello se hizo libro, y es lo que tienes en las manos. Detrás de muchos comentarios hay vidas, luchas, testimonios, permanencia y cambios -¡qué cambios!-. Pero, sobre todo, el bullir del Espíritu buscando cauces de expresión y experiencias nuevas, nuevas relecturas y otras maneras de seguir haciendo la esperanza. JUAN CARLOS RODRIGUEZ HERRANZ es teólogo laico, traductor, escritor y, sobre todo, maestro en un pueblo de Galicia.