CLEMENCIA
La razón última del desconcierto, de la turbación, de la angustia del alma humana proviene del estado de no sentirnos amados.
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La razón última del desconcierto, de la turbación, de la angustia del alma humana proviene del estado de no sentirnos amados. Los que lo sabemos, podemos gritar sin miedo al cielo: soy amado, soy amado… soy eternamente amado por mi Padre Dios, por tu Padre Dios. Bendito y alabado sea.