Dice San Agustín que “quien no conoce, no ama”; podríamos dar la vuelta a la frase diciendo que “quien no ama, no conoce de verdad”. Y de eso se trata este libro, testimonio de una comunidad cristiana que, desde la propia identidad, se abre al conocimiento y a la experiencia interreligiosa con las otras dos religiones abrahámicas: judaísmo e islam. El pluralismo religioso no solo ha cambiado el panorama religioso en estos últimos decenios sino que nos ha hecho caer en la cuenta de que no podemos vivir unos de espaldas a los otros y que no cabe otra posición que el diálogo. A esta voluntad de diálogo responde la experiencia expresada en este libro, experiencia que cumple ampliamente con la interacción entre conocimiento y estima.