DEL CONOCIMIENTO VISIBLE AL AMOR DE LO INVISIBLE
Una escultura, un cuadro, aún inacabados, pueden constituir una obra de arte, que con su "non finito" invitan a suplir aquello que el artista voluntariamente dejó incompleto.
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Una escultura, un cuadro, aún inacabados, pueden constituir una obra de arte, que con su "non finito" invitan a suplir aquello que el artista voluntariamente dejó incompleto. Los esclavos de Miguel Ángel que luchan por salir del mármol, metáfora de la condición humana, evocan al alma, el espíritu cautivo con ansias de liberación. Santa Ana, la Virgen y el Niño, de Leonardo, que ilustra este libro, invita a ultimar las partes inacabadas, incrementando la sugestión y el misterio. Del mismo modo los símbolos, faz visible de lo invisible, como puentes entre una materialidad presente y un más allá trascendente, abren horizontes a una realidad oculta, parcialmente velada que debemos descubrir. Los símbolos religiosos tienen un significado particularmente profundo, ya que expresan de modo asequible a nuestro espíritu, la infinita trascendencia de Dios. Al interpretarlos, pasamos de la apariencia externa a la sustancia interna del misterio, que si bien no podemos abarcar totalmente, se nos manifiesta comprensible. Así Dios puso sobre la tierra al hombre capaz de intuir y descifrar los símbolos para que ascendiendo de lo material a lo espiritual, complete el "non finito" de la obra de la creación y de la redención, y forje así su destino eterno.