Sentada a la mesa de un restaurante, una joven viuda trata de excusarse ante la camarera por no poder contener las lágrimas que brotan de sus ojos: «¡Disculpe, estoy en duelo!». Estas palabras servirán a Jean Monbourquette y a Isabelle D’Aspremont de estímulo para reflexionar en profundidad sobre el lugar que ocupa el duelo en nuestras sociedades. ¿Por qué cada día nos resulta más difícil vivir nuestros duelos en público? Y si la negación social de la muerte y del duelo se impone, ¿qué consecuencias va a tener esta actitud en la vida de las personas que se enfrentan a una situación de duelo? A menudo, los miembros de una familia que acaba de perder a un ser querido no saben ya cómo comportarse y reaccionar en su nueva situación vital.