Páginas refrescantes que cuentan historias. La calle, como lugar para la sorpresa y el encuentro lleno de vida. El “ser cura hoy” de este libro se aplica al “ser cristiano hoy”. Por eso los destinatarios de este “diario” no son sólo los curas, sino los cristianos de a pie. Interesante como lo fue en otro tiempo aquel Diario de un cura rural de Bernanos. El libro se lee de un tirón. Con la necesidad de pararse después de cada uno de sus veintidós capítulos, para respirar oxígeno, vida y fe.