"Mi alma engrandece al Señor": María canta, alaba y exalta a su Señor. Está extasiada por la grandeza de su amor, que ha sentido en su corazón y ahora guarda en su seno. Ya nada es como antes porque Dios ha entrado en la carne de la humanidad y la ha hecho suya para siempre. El autor, partiendo del canto del Magnificat, presenta una serie de reflexiones, no por breves menos profundas, acerca de los momentos fundamentales de la vida de María y de la sublime misión que Dios le ha confiado. En estas páginas podemos contemplar la grandeza de Dios, que se refleja, como en un espejo, en la humildad de María.