La naturaleza del trastorno psicopatológico ha sido motivo de controversia desde que existen tanto la psicología como la psiquiatría. Una tendencia de esta disciplina, como especialidad médica que es, ha intentado justificar su rol dominante mediante la afirmación de que la locura y el sufrimiento psicológico son esencialmente enfermedades del cerebro o del cuerpo. A pesar del rechazo que ha provocado, esta perspectiva reduccionista se ha ido imponiendo durante las últimas décadas. Como resultado, los psicofármacos no solo constituyen la base principal del tratamiento psiquiátrico moderno, sino que son recetados a millones de personas.