Esta sugerente reflexión de Bruno Forte tiene como finalidad la formación de jóvenes animadores de pastoral que deseen ser testigos de esperanza para otros jóvenes, en sus propios ambientes, y a un amplio sector de lectores que trabajan en el acompañamiento a los jóvenes, la pastoral vocacional y juvenil. El autor nos invita a seguir convocando, a separar la verdad de la máscara, a realizar la propuesta evangélica en este tiempo de crisis, siguiendo el soplo del Espíritu y siendo discípulos del Único, testigos del sentido y siervos por amor.