"La belleza es una invitación a saborear el camino y soñar el futuro." (Juan Pablo II) El corazón del hombre tiene una profunda nostalgia y una necesidad intensa de la belleza, porque sólo ella arrebata los corazones y los dirige a Dios. En las sugestivas páginas de Invitación a la belleza, Carlo Maria Martini muestra cómo el arte es un anuncio de la belleza que salva al ser humano.
Ya que, como dice Juan Pablo II: "En toda inspiración auténtica hay una cierta vibración de aquel 'soplo' con el que el Espíritu creador impregnaba desde el principio la obra de la creación. Presidiendo sobre las misteriosas leyes que gobiernan el universo, el soplo divino del Espíritu creador se encuentra con el genio del hombre, impulsando su capacidad creativa. Lo alcanza con una especie de iluminación interior, que une al mismo tiempo la tendencia al bien y a lo bello, despertando en él las energías de la mente y del corazón, y haciéndolo así apto para concebir la idea y darle forma en la obra de arte... Porque el ser humano es capaz de tener una cierta experiencia del Absoluto que le trasciende." (Carta a los artistas, n. 15)