Hacia el año 380 Gregorio de Nisa, hermano de Macrina, después de la muerte de ella, sentó por escrito, más que un relato con datos biográficos, una reflexión espiritual sobre la vida de esa santa mujer que abandonó el mundo y se propuso encontrar la verdadera filosofía de la vida. Para los orientales alejandrinos y griegos, el concepto de la verdadera filosofía no era otra cosa que llevar a la práctica cotidiana las enseñanzas del Señor: "Si alguien quiere caminar tras de mí, que se niegue a sí mismo, que todos los días tome su cruz y que me siga."
Narra san Gregorio en este escrito la influencia que Macrina logró sobre su hermano Basilio, e invita de este modo a los lectores a seguir su ejemplo, cada cual según su condición de vida: "lo atrajo con tal rapidez al ideal de la filosofía que él renunció a la gloria mundana, despreció la admiración que podía recibir por su elocuencia, y se entregó a una vida de trabajo manual, buscando, a través de una pobreza perfecta, una vida libre para la virtud." (7, I, 57).