¿Por qué ha hecho fortuna la convicción de que la fe es un asunto privado? ¿Qué maldición pesa sobre la militancia para que esté bajo sospecha? ¿Por qué se ha aparcado la pretensión cristiana de transformar la sociedad? En estas páginas se dibujan caminos que han llevado a un desprestigio difuso y generalizado a cualquier pretencion de la iglesia de intervenir en la vida social.