Puestos con el Hijo quiere sintetizar en una frase toda la dinámica espiritual de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. El título resalta la sabiduría clave de la espiritualidad de dejarse llevar; pone de relieve la pasiva actividad que implica demandar ser puesto bajo la bandera de Jesús.
Aquí se borra todo voluntarismo para colocarse en la fuerza de Dios, quien nos impulsa para realizar las obras que hizo Jesús y aun mayores (Jn 14,12). Puestos con el Hijo nos recuerda que Él todavía está presente, padeciendo en la humanidad (EE 195). Ser puestos con el Hijo era la incesante súplica de San Ignacio, quien un día la sintió realidad en la Storta, muy cerca de Roma, cuando vio ciertamente que el Padre lo ponía con Jesús.