El escrito que sigue es, simplemente, un relato de ficción, así que no se trata de una investigación ni de nada parecido. Todo es imaginario, inspirado, eso sí, por una situación mundial muy delicada y no siempre bien gestionada. Los personajes actuales son ficticios. El tiempo de los sucesos, cercanos a nosotros, se sitúa a partir del año 2040, dentro de un par de décadas. Es una proyección de las peores posibilidades latentes en nuestros días. No se trata, sin embargo, de una visión pesimista de la historia, sino de un exorcismo literario con el deseo de que no lleguen a ser reales esas amenazas, siempre con la esperanza puesta en Dios y en la buena voluntad de tantos hombres comprometidos con la justicia y la paz.