San Bernardo se erige como una de las figuras más destacadas de su época y uno de los santos más grandes de todos los tiempos. Impulsó la orden de los cistercienses, fundó Claraval y un gran número de monasterios, fue poeta, teólogo, metafísico, polemista y también arquitecto y músico. Su influencia hizo de él un árbitro en el seno de la cristiandad: llegó a ser consejero de papas y juez de reyes, y predicó la cruzada en Vezelay. Su querella contra el teólogo Abelardo fue uno de los lances más comentados de su época y todavía resulta de candente actualidad. Fue inspirador del espíritu de la caballería, en particular de los templarios, y de la Búsqueda del Grial a través de su doble poético, Galaad. También es conocido por ser el gran impulsor del culto a la Virgen María, a quien él llamó Notre Dame, Nuestra Señora.