Juan es, sin duda, el autor más fascinante del Nuevo Testamento: el hecho de llevar el nombre de ´el discípulo al que Jesús amaba´, el estilo poderoso -deslumbrante a fuerza de luminosidad- de su evangelio y de sus cartas, la profusión de imágenes fantásticas que contiene el Apocalipsis, hacen de él un personaje enigmático a la vez que cautivador.