SIGNO DE CONTRADICICON (CRISTIANDAD)
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En la Cuaresma de 1976, el cardenal Karol Wojtyla, arzobispo de Cracovia, predicó los ejercicios espirituales al Papa Pablo VI y la Curia romana. Entonces, para la mayor parte del mundo católico el joven arzobispo polaco era poco más que un desconocido. El día de su muerte en Roma miles de fieles procedentes de todo el mundo le despedían como Juan Pablo II el Grande. En el volumen Signo de contradicción, se recogieron entonces esas predicaciones del cardenal Wojtyla. En ellas mostraba la gran certeza de Cristo, revelador de Dios, redentor del hombre, «centro del cosmos y de la historia». Reeditamos ahora esas mismas meditaciones que casi cuarenta años después nos llegan con una fuerza nueva, la de haberle visto encarnar en su propia vida todo aquello que predicaba. El cardenal Wojtyla, beato Juan Pablo II, fue también él mismo un signo de contradicción para el mundo, modelo de santidad heroica. “Irrumpió en nuestras conciencias y en nuestros corazones con un chorro de luz y de fuerza que provenían de su fidelidad incondicional y heroica a Cristo y a su Iglesia”. Para los que hemos vivido su Pontificado y hemos sido testigos de su entrega a la Iglesia, y para los que no tuvieron esa dicha y esa responsabilidad, este es uno de sus mejores testamentos. Al meditar leyendo sus palabras, su penetrante voz sonará en nuestros corazones repitiéndonos una vez más: ¡No tengáis miedo! ¡Abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo!