Nuestro tiempo, nuestra cultura, nos pide hablar de la vocación entrando en diálogo con nuestros contemporáneos. Extender el fenómeno de la vocación hoy, nos pide iniciar nuestra reflexión desde la experiencia de los seres humanos, donde descubrimos que hay realidades valiosas que nos seducen y extraen lo mejor de cada uno de nosotros. La palabra de Dios, que resuena en el mundo, adquiere a veces un tono muy personal, y se hace con-vocante.