La Carta a los Filipenses, la más personal de las que Pablo escribe a sus comunidades, nos permite ser testigos de la lucha personal de Pablo, que se encuentra en la cárcel y a la espera del incierto desenlace de su proceso. El apóstol, sin embargo, no se deja sobrecoger por el miedo, sino que se siente lleno de confianza y, sorprendentemente, lleno también de alegría. Es la alegría que brota de su fe en «el poder de Su resurrección y la participación en Sus sufrimientos».
Así lo expone Anselm Grün, con su extraordinaria maestría, en cuarenta secciones que nos permiten adentrarnos en el misterio de Pablo y en nuestro propio misterio, de modo que su comentario de esta Carta «puede fortalecer en todo momento nuestra fe, abrir nuestros ojos al misterio de Jesucristo y de nuestra existencia y llenarnos de una alegría más fuerte que el desconsuelo de nuestro tiempo». Además, la presentación de la Carta a los Filipenses está precedida por una breve y esencial introducción a la lectio divina que constituye una guía utilísima para leer y meditar la Biblia.