Cuando nos acercamos al aniversario de la elección de Benedicto XVI elevamos, una vez más, nuestro agradecimiento a Dios por tan digno sucesor de Juan Pablo II. Dos hombres muy distintos y tan semejantes a la vez.
Lo que hay que hacer ahora, ha dicho el Papa, es asimilar la rica herencia de Juan Pablo II en continuidad perfecta con la recta interpretación del Concilio Vaticano II.