Imágenes no de piedra, madera o color; sinno rostro de lo divino encarnados en la vida de hombres y mujeres, en totalidad fundadores y fundadoras de familias religiosas. En cada caso hay como una ruta marcada por la experiencia que ha llevado el fundador y que otros han seguido hasta nuestros días. Son imágenes con rostro, con rostro de Dios.