ROSARIO DE RESURRECCION
En homenaje al Papa Juan Pablo II Tu mensaje hecho testimonio fue coherente hasta el final, y, hacia el final de tu vida, fue más poderoso de lo que cualquiera podía llegar a imaginar, teniendo varios matices que nos servirán para reflexionar por mucho tiempo.
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Aun después de tu muerte, seguiste anunciando el Evangelio de Jesucristo, a través de todos los medios de comunicación, como nunca antes había ocurrido. Entonces, una nueva efusión del Espíritu Santo se derramó en muchos corazones. Hoy, seguramente desde el cielo, puedes darte el gusto de ver cumplido aquello que siempre anhelaste: ver a Dios y a María cara a cara. A ella le puedes decir continuamente “Totus Tus ego sum”, “Todo tuyo soy, María”; y, desde allí, interceder por nosotros para que todavía somos peregrinos en esta tierra. ¡Hasta pronto, querido Santo Padre, hasta pronto, querido amigo! Padre Gustavo E. Jamut OVM.