Amedeo Cencini afronta en este libro una reflexión sobre la formación de la Iglesia en general (y la de los sacerdotes en particular): el vínculo entre el discernimiento y la sensibilidad. Dos realidades a menudo desatendidas e incluso olvidadas.
Lo que se proponen las páginas de este libro es mantener abiertas las vías del sosiego, de la tolerancia y del perdón, para así coronar la búsqueda de la paz, tantas veces intentada sin éxito por los hombres de buena voluntad.
El P. Royo Marín ofrece en este volumen una hermosa síntesis de la doctrina católica sobre el Espíritu Santo en lo relativo a su persona divina como en lo referente a sus siete principales dones, que la tradición cristiana ha venido considerando a través de los siglos.
Francisco vive toda la grandeza y el drama del profeta: ser un hombre lanzado por una fuerza superior a un camino que nadie ha recorrido todavía, sin tener seguridades y sin saber que riesgos debe asumir.
Parece que, cuanto más ha aumentado la presencia del islam en nuestras vidas --por la inmigración, por las nuevas generaciones que han aceptado la fe que les han transmitido sus padres y por la amenaza de un terrorismo que dice actuar en nombre del profeta-- ha ido incrementándose la fuerza de ciertos estereotipos fáciles sobre una realidad que creemos conocer.
En este pequeño volumen, considerado ya como un clásico, el autor trata de transmitir, con pinceladas de todos los géneros literarios, su amor por Cristo Crucificado.
Por primera vez en la historia la especie humana ha adquirido el poder suficiente para destruirse a sí misma, ya sea por el uso de las armas de destrucción masiva o por el colapso ecológico.
Los niños y los jóvenes suelen estar excluidos de tener que expresar toda manifestación de pena. Cuando sufren una pérdida, se ofrece rápidamente algo que sustituya al objeto perdido, negándoles así la posibilidad de vivir o afrontar su dolor.
La celebración de la Semana Santa tiene por objeto actualizar por medio de la Liturgia, el misterio de la Pascua, dentro del culto católico y de nuestra vida espiritual. Sin embargo, el tiempo pascual pasa inadvertido para los fieles...