La exhortación apostólica Vita Conecrata, de Juan Pablo II, no es un texto fácil de comentar, porque en su amplitud y complejidad se entremezclan y se esconden problemas considerables, tanto de organización práctica como de significados espirituales y perspectiva teológicas.
El libro pone al lector en contacto con la personalidad de Adela: su natural infatigable e impulsivo, sus grandes dotes de comunicación, su amor apasionado a Jesucristo y a los pobres...
Es urgente redescubrir la importancia de la corrección fraterna hecha por amor, para construir verdaderas relaciones de amistad y de fraterna colaboración, para caminar en la verdad y para no perseverar en el error.